Todos nuestros gases son de la máxima calidad y pureza, por lo que los componentes secundarios de nuestros productos solo representan una millonésima parte (ppm) o una milmillonésima parte (ppb).
Además, salvo que se indique lo contrario, se aplican los siguientes requisitos:
Ya desde el primer paso del proceso de producción, la selección de válvulas y recipientes, se presta especial atención a la calidad del producto. Normalmente se utilizan recipientes para gases a presión de aleaciones de acero o aluminio y, en casos excepcionales, también de acero inoxidable. El material de la válvula se selecciona en función de la compatibilidad de los materiales, entre latón o acero inoxidable, utilizándose principalmente válvulas de membrana. A continuación, la superficie interior de los recipientes se trata con diferentes métodos, según los requisitos. Independientemente de ello, antes de su llenado, los recipientes de gas a presión se someten a un ciclo exhaustivo de lavado/evacuación, al tiempo que se calientan las botellas de gas a presión. El resultado es que incluso los restos de gases, vapores y, en especial, humedad se eliminan por debajo del límite de detección analítico.
La pureza de un gas se expresa mediante dos datos:
La pureza se indica mediante una abreviatura que corresponde a la indicación abreviada del contenido mínimo de un gas puro. El primer dígito de la abreviatura indica el número de «nines» en el porcentaje de contenido de gas puro. El segundo dígito determina el primer decimal «diferente de nueve». El primer y el segundo dígito están separados por un punto.
El porcentaje máximo de componentes secundarios se especifica según su tipo (por ejemplo, KW = hidrocarburos) y su proporción (por ejemplo, menor o igual a 0,5 ppm). Garantizamos el cumplimiento de los componentes secundarios hasta el valor especificado.
Para cada gas puro, puede descargar directamente aquí una declaración de conformidad según la norma DIN EN ISO/IEC 17050-1:2010-08. Una declaración de conformidad es la confirmación por escrito al final de una evaluación de conformidad. En ella, el fabricante declara y confirma de forma vinculante que un producto cumple las propiedades especificadas en la declaración.
